viernes, 16 de diciembre de 2011

Sin chiste: No somos los indignados, somos los abusados

Ayer leí un artículo que me dejó consternada. Era una publicación hecha por el País de España, donde explicaba la dura crisis que actualmente experimenta el periodismo. En el artículo no hablan de la ya trillada objetividad o sobre la politización de los medios, trata un tema que todos los periodistas decimos en susurros y sufrimos en silencio: nos están metiendo el dedo en el ojo, por decir lo menos.

Dicho artículo, titulado “Se paga por artículo la mitad de lo que cuesta un café”, me mutó los sentimientos, porque en medio de mi reducido mundo, creía que el único país que sub pagaba a sus profesionales era aquí, en Venezuela. Pues resulta que el mal se ha tendido como una sábana en los continentes y que los periodistas de diferentes partes del mundo compartimos la misma triste realidad cuando llega la quincena. Qué asco. Qué arrechera. No hay pa´ donde agarrar.

En este artículo, una periodista se atrevió a denunciar la situación en lugar de convertirse en la víctima callada que todos los dueños de medios quieren en sus periódicos. Esta mujer manifestó su molestia por la triste paga que recibe por sus escritos. Esta mujer puso el abanico en una olla que está destapada desde hace años, una olla que todos conocemos su interior pero que no nos atrevemos a vaciar.

Ojalá todos tuviésemos el mismo guáramo de esta mujer. Ojalá todos los periodistas le dijéramos un rotundo “No” a quienes nos ofrecen sueldos miserables. Ojalá la necesidad no nos siga convirtiendo en el tonto fácil que les llena los bolsillos a costa de pluma y talento. Ojalá tengamos todos la voluntad de mentarles la madre a todos aquellos que quieren jugar con nuestra inteligencia y con nuestras necesidades.


Aquí les dejo el link de la publicación, por si se quieren arrechar también http://sociedad.elpais.com/sociedad/2011/12/13/actualidad/1323800984_733367.html

viernes, 26 de agosto de 2011

Parte de mí

Suelo lamerme las heridas como los perros. Me paso la lengua húmeda sobre la lesión sangrante y siento un alivio inmediato. La sangre se mezcla con las saliva y luego se resbala por la garganta. Es un hábito que me persigue desde mi niñez. También suelo bailar cuando estoy nerviosa. Es un movimiento inmediato, casi imperceptible a la vista del otro y que se activa como un interruptor sensible a la luz. Mi cuerpo se contonea, mientras los incisivos muerden el filo delgado de mis uñas y un mohín se cuela por la comisura de mis labios. Miro a los lados cuando estoy insegura, y me llevo ambos mechones del cabello, que me corren por la cara, hacia la parte de atrás de las orejas. Siempre miro a los ojos, incluso cuando mis labios están aferrados a una mentira. Y sostengo mi verdad hasta la última consecuencia. Rezo siempre cuando estoy en problemas y pienso en mi papá todas las noches antes de acostarme. Lo recuerdo con devoción, mientras lloro por su partida. Y mientras me duermo, practico el mismo proceso de lamerme las heridas como los perros.

sábado, 7 de mayo de 2011

Un amor imposible de cuantificar

A los 10 años entendí lo mucho que mi mamá me quería. Lo sentí y lo viví bruscamente, lo que me permite recordarlo hoy con total claridad. A esa edad, por varias razones, mi desempeño en la escuela había bajado notablemente y mi maestra, preocupada, no tuvo otra idea que llamar a mi mamá para comunicarle mi pésimo rendimiento.

De tantos días que tiene el mes de mayo, mi profesora Martha tuvo el tino de llamarla un viernes, dos días antes del Día de la Madre.
Recuerdo mis nervios, ese nudo que se enquista en el estómago y te arrebata de un golpe el hambre, el sueño y hasta las ganas de vivir. Y no porque tuviese miedo de la retaliación de mi madre, sino porque la sola idea de decepcionarla, de entristecerla o lastimarla me hacía sentir empequeñecida y anulada. Además, sabía que esa noticia, en parte, arruinaría la alegría que cobija al segundo domingo de mayo.

Esa mañana, recuerdo, recé y lloré como plañidera; le pedí a todos los Santos que conocía que ese día mi mamá no llegara al colegio. Que una marcha, alguna protesta estudiantil impidiera su llegada y retrasara la reunión, al menos hasta el lunes, después de ese domingo, el "Día de las Madres".
Nada pasó. A las diez de mañana mi madre, ataviada de su uniforme y con un rictus que hacía ver su rostro entre alegre y expectante, cruzó mi salón, acompañada de la inefable profesora de Matemática.

No recuerdo a la perfección que hice yo en el ínterin de la reunión, pero si hago un ejercicio especulativo y de imaginación, podría verme hecha un ovillo sobre el pupitre, con la cara pálida de estricto blanco y los ojos hundidos entre lágrimas y los puños de las manos. Lo había hecho, la había decepcionado.

Veinte minutos después, mi madre, seria y con la sonrisa tan forzada, como quien intenta ocultar tras una mueca la tristeza más grande, se despidió de mí con un simple ademán y con la frase que, cual bomba, derribó de un sopetón el muro de contención de mi llanto: "chao, nos vemos en la casa".

Sabía lo que me esperaba. Quizás unos gritos, un castigo severo y los posteriores días de total indiferencia. Así fue. Esa tarde de aquel viernes mi madre hizo todo lo esperado, me dijo que la única responsabilidad que tenía era la dejar el alma en los estudios, que no se entendía mi bajo rendimiento y que la decepción era insondable. Duras palabras, tan o más duras que cualquier cachetada.

Pero fue para el domingo cuando logré comprender las verdaderas dimensiones del amor materno, ese que supera todas las barreras, que es inconmensurable, incuantificable e inoxidable.
Estaba en mi cama con el regalo en la mano: un cofre hecho por mí, abarrotado de bombones de chocolates que había comprado con el dinero de mi merienda. Me esforzaba en arreglarlo, en pegarle pedacitos de papel en forma de corazón y un veintena de "discúlpame mami" colocados en cada espacio del regalo. Sentía miedo de entregárselo, que lo rechazara o que tan solo lo mirara y continuara con su indiferencia.

Me acerqué hasta su cuarto, toqué la puerta con delicadeza y cuando al fin salió, extendí lo brazos y le dije: Feliz día mami. Ella, contra todo pronóstico, tomó el regalo, lo miró en silencio y se tendió a llorar como un niño. No paraba, y su rostro de hundía en una profunda tristeza, mientras que yo sentía que de nuevo la había defraudado, que mi regalo no había llenado sus expectativas, que era mejor desistir y dejar de meter la pata.

Ella, entre sollozos y con frases inconexas me dijo: Hija te perdono, yo solo quiero que estudies, que seas una profesional". Me abrazó y besó dulcemente mi mejilla.

Fue allí cuando supe que por más que la lastimes, una madre siempre está dispuesta a disculparte. Que no hay error que borre el amor y la devoción maternal. Que si hay algo que le pone cara al amor es el sentimiento que una madre siente por sus hijos, por encima de todo y a pesar de lo torpe que podamos llegar a ser.

martes, 5 de abril de 2011

Se llama Margarita y tiene mucho más que playas

La primera impresión que tuve cuando llegué a la isla de Margarita fue el enorme desconocimiento que yo misma tenía sobre la región. Desde mi pequeño mundo, que se extiende desde la punta de mi nariz hasta la redondez de mi ombligo, tenía la desacertada idea que Margarita era sólo playa, playa y más playa. Por mi mente pasó la idea de que la vida se me iba en ir a Parguito todos los fines de semana a tostar mi piel de forma irresponsable, para luego lucir mi espectacular bronceado a mis amigas de Caracas.
Al principio fue así. No lograba ubicar algo más que la arena y el mar. Luego de un extenso ejercicio de observación logré ver más allá de mi entrecejo: en Laisla hay mucho que conocer y hacer.

Empecé por cosas sencillas, que estaban a mi alcance y que no ameritaban grandes esfuerzos. Un sábado decidí recorrer los Castillos que bordean el estado y que figuran como el acervo histórico más importante para los lugareños. Visité el San Carlos de Borromeo, ubicado en Pampatar, y luego me pasé hasta el Castillo de Santa Rosa, un fuerte ubicado en la Asunción y que resume, entre uno de los tantos cuentos que lo caracterizan, haber sido el calabozo de la heroína Luisa Cáceres de Arismendi, durante casi tres meses.

Aunque están bastante descuidados, y muchas de los artículos antiguos se encuentran en “acceso restringido por restauración”, me sorprendió el orgullo con el que Juan, trabajador de Corpotur y guía del recorrido por el Castillo de Santa Rosa, te echa el cuento sobre la “Batalla de MataSiete. Apenas si se le entiende, pues habla rapidito y sin pausas, pero la pasión de su historia le brota por la mirada, te la inyecta en las venas y, prácticamente, te recrea la lucha que cientos de margariteños libraron dentro de ese enorme cerro.

“Allí, en aquella montaña que se ve allá, mire, allá (y extiende su dedo para orientarme frente a tanto verde y tan azul) se libró la batalla de Matasiete, cuando 300 patriotas lograron derrocar a 3 mil hombres del ejército español (…) se llama mata siete porque nuestros hombres, a través de un piedra que arrojaron, lograron a matar a 7 españoles”.
Esta historia, según me dijo, la ha contado miles de veces y, sin embargo, no puede dejar de reírse cuando dice: “Se llama Matasiete porque con una piedra mataron a siete, jijiji”.
Aun me falta recorrer el famoso Fortín de la Galera, fuerte que se construyó para proteger el puerto de JuanGiego y, según afirman, es uno de los lugares más hermosos de la Isla. Allí me pienso sentar a conversar con los niñitos hermosos que echan el cuento como si estuvieran rezando el Padre Nuestro en la misa dominical. Trataré de entenderlos y de brindarles unas empanadas. Espero encontrarme a Vladimir, sí, el niño que sale en la cuña de Digitel.

…..
Mis otras paradas: La Casa de la Cultura Ramón Vásquez Brito y el Centro de Arte Omar Carreño. Ambos son espacio donde la cultura es tan real como la hermosura de las obras hechas por el maestro Ramón Vásquez. Están rodeadas, en su mayoría, por trabajos artísticos hechos con manos margariteñas. Son grandes complejos que resumen lo mejor del talento que reside en la Isla. Leer en ambos sitios es celestial. También se pueden ver obras de teatro, galerías, conciertos, exposiciones y todo cuento a cultura se refiere. La gran mayoría de las actividades son gratuitas, lo que favorece enormemente que la gente se sume masivamente.

……
Aun sigo viendo mi ombligo, pero ahora, eventualmente, extiendo mi mirada hacia otros destinos. Me falta mucho, lo sé, pero al menos tengo la intención de conocer y aprender más allá de lo que enseñan los guías turísticos. Me esfuerzo por conocer sitios nuevos y, aunque a menudo me encuentro con los mismos lugares comunes, me sorprende la variedad de espacios que se están desarrollando en la región. Vamos, no se compara con la variedad de Caracas, pero quizás, dentro de algunos años, la Isla pueda ser reconocida como un lugar que tiene algo más que playas y caña a precio de puerto libre.

miércoles, 9 de marzo de 2011

¿En serio te crees mejor persona?

El 5 de marzo, en horas de la mañana, murió Lina Ron a los 52 años de un infarto. Este fue el mensaje que me llegó al msm blackerry apenas prendí el aparato. Estaba en mi casa, sufriendo los estragos de una noche de vinos y ese mensaje me trastocó. No es que particularmente haya sentido afinidad por esa mujer de verbo encendido, ni siquiera sentía interés por esa fuerza reaccionaria que emanaba de su boca, simplemente me dio pena porque la muerte, por más que se quiera explicar y analizar, es dolorosa en todos los sentidos. Perder un familiar es un dolor similar al desprendimiento de un órgano, que se irriga por dentro y luego deja un vacío insustituible. Todo aquel que haya experimentado la muerte de un ser amado sería incapaz de alegrarse frente a la muerte.

Al leer el mensaje busqué información: qué había pasado, cómo habrían dado con su cuerpo, dónde sería velada, opiniones de sus familiares y demás detalles que están rodeadas con la muerte. En la búsqueda encontré de todo, desde una pequeña biografía, hasta una ristra de comentarios sobre la alegría que producía en otros “seres humanos” la muerte de Ron. No pude sentir menos que lástima por esta gente, sentí pena y hasta dolor. Esto me llevó a lanzar un comentario por las redes sociales, ámbito que se ha convertido en algo más que un diario para mí.
Mi tweet, específicamente, fue este: “Si usted se alegró con la muerte de Lina Ron, corra a su psiquiatra más cercano porque la política le ocasionó graves problemas mentales”. Un tweet simple y llano, que refleja la apreciación que tengo con respecto al sentimiento de satisfacción (e intrínsecamente relacionado con el odio más profundo y visceral) que produjo el deceso de Lina Ron en algunos venezolanos.

Cada quien es libre de pensar de la forma que quiera, de odiar o amar al presidente Chávez y sus seguidores y de estar o no de acuerdo con las políticas gubernamentales aplicadas, pero de allí a sentir placer, alegría, gozo o satisfacción por la muerte de otro ser humano hay un largo y espinoso trecho. Me pregunto: ¿acaso te gustaría que algún vecino (de esos inmamables que existen en casi todos los inmuebles) se alegrara y se carcajeara de la muerte de tu padre? ¿Antes de reírte por la muerte de Lina Ron pensaste, si quiera, en el dolor que embarga el corazón de sus familiares? Criticas a Lina Ron por las acciones que marcaron su férrea posición política, la consideras un ser violento, capaz de cometer delitos punibles y sancionables. ¿Sabes en qué te conviertes tú inmediatamente después de reírte de la muerte de una persona? ¿Sabes cuán podrida puede estar tú alma al sentir y disfrutar que un ser humano haya perdido la vida a causa de un infarto? ¿Realmente te crees mejor persona que Lina Ron simplemente porque ella fue a Globovisión y lanzó varias bombas lacrimógenas (por nombrar uno de los casos que más se le ha repudiado)? ¿Realmente eres mejor persona? Acuérdate leyendo el mensaje, revive el momento cuando tu rostro comenzó a formar un mohín y luego un sonrisa; vuelve a leer tus tweets de burla y la mofa que montaste en Twitter. Ahora te vuelvo a preguntar: ¿Realmente te crees mejor persona que Lina Ron?

Aquí les dejo algunos de los comentarios que produjo mi tweet. Los agrego porque muchos de ellos me llevaron a escribir este post.


1.) @Carloschac @Lisaladelsur tiene razón pero si causo un alivio una lider menos para la revolución


2.) @tovegal SENSATO WILMALY @Lisaladelsur Si Ud se alegró con muerte Lina Ron corra a psiquiatra pq la política le ocasionó graves problemas mentales

3.) @Makled_Oficcial @Lisaladelsur Por duelo este fin de semana, el hampa disminuirá en Ccs !


4.) @miguelmariara RT @rosahdez: RT @Lisaladelsur: Si usted se alegró con la muerte de Lina Ron, corra a su psiquiatra más cercano porque la política le ocasio

5.) @germanmilano @Lisaladelsur no nos alegramos pero es difícil digerir tanto odio de una persona a sus semejante incluso hasta desearles la muerte.

6.) @megaherzt @Lisaladelsur. Pobre lina la revolucion se la llevo. Que sigan pasando arrecheras y nop aprendan a vivir!

7.) @josezavalaz @Lisaladelsur estoy feliz por q es un chavista menos q le ha hecho dano al país.

8.) @La_Zaranda No hay alegría, pero mucho menos tristeza. si tu estas triste si q deberías ver un psicologo RT @Lisaladelsur Si usted se alegró con l

9.) @verdad1721 @Vladivillegas Felicitaciones por el RT de @lisaladelsur. Oportuna y sabias palabras

10.) @oscardrmont @Lisaladelsur tocara ir todos porque nadie tomo la noticia por el lado triste! Igual q con tascon!

11.) @verdad1721 David Marquez @Lisaladelsur Felicitaciones! Que palabras tan sabias, oportunas!

12.) @PQVOSVEAIS @Lisaladelsur SI HUBIERAS RECOMENDADO A ELLA PERSONALMENTE MIENTRAS ESTABA VIVA QUE SALIA CON EL POCO DE MALANDROS A MATAR AQUI ESTARIA

13.) @YiMmIcAsTiLlo @danielgeorgeh Si ud. se construye su realidad en base a lo que dicen los periódicos, solo conoce la mitad de su entorno @Lisaladelsur

14.) @DanielGeorgeH rt @Lisaladelsur @YiMmIcAsTiLlo Si usted creyó que Lina simplemente hacía política, compre periódicos y abra los ojos. "Correrá sangre" decía.


15.) @adrianacarol @Lisaladelsur con chavez todo sin chavez plomo, si cambio el sujeto x uno del MUD, y lo grito en TV, segurito voy presa... QEPD igual LR

16.) @henrytox RT @cucuhunck: RT @Lisaladelsur: Si usted se alegró con la muerte de Lina Ron, corra a su psiquiatra más (cont) http://tl.gd/94g411

17.) @abiudhr @Lisaladelsur ok, entonces dejame llamar a un psicologo amigo que tengo...gracias

18.) @evelyncontigo @elu32 @Lisaladelsur allá te esperará!

19.) @evelyncontigo @ @Armuse @Lisaladelsur a cuantos mato?

20.) @Armuse @Lisaladelsur. No hay que alegrarse por la muerte de un ser humano, pero la justicia divina esta actuando.

21.) @alevelasquez23 @Lisaladelsur estoy muy deacuerdo

22.) @Mimira @Lisaladelsur 100% de acuerdo.

23.) @abarreat @Lisaladelsur No m alegra la muerte d alguien. Pero cada quien tiene derecho a sentir y a expresar sus sentimiento frente a X situacion

24.) @elu32 @Lisaladelsur No solo me alegro, estoy celebrando con varios amigos e imaginandomela en la quinta paila del infierno!

25.) @Yelidaza @Lisaladelsur lean Eichmann en Jerusalen de H Arendt y despes hablen de Psiquiatra. Se perdona pero nunca se debe olvidar

26.) @halmela @Lisaladelsur en un país serio, estuviese presa y no en a morgue.

27.) @halmela @Lisaladelsur no hace falta ir al psiquiatra para entender que somoza era un asesino y que su muerte me alegró. Igual sucede con la camarada

28.) @tosi19 @Lisaladelsur muy cierto,Dejamos d ser quien somos para ser lo q ellos nos hicieron ser

29.) @AlbertoGuerrMqz @Lisaladelsur porque los chavistas no nos han jodido pedazo de mierda! Tu lo q estas el loca, corre a tu farmacia..

30.) @nieveschavez @Lisaladelsur no m alegra su muerte,solo q es curioso q una REVOLUCIONARIA buscara ayuda médica en una CLINICA en lugar d ir a un CDI!


31) @nancataf @Lisaladelsur no tanto como alegrarse, pero entra un fresquitooo! Un malandro menos pal mundo!... Dioxxx!

32.) @guricas @Lisaladelsur donde queda el consultorio????

33.) @ricardoqueijo @Lisaladelsur Creo que la muerte de LR como la de cualquiera no debería alegrar a nadie, tampoco creo que su obra sea muy ejemplar !!!

34.) @MendezVG @Lisaladelsur ok yo necesito uno pero tarifa socialista!

35.) @adrianjmu @Lisaladelsur Que miserable es alegrarse de la muerte de un ser humano. :(

36.) @mariselaboada @Lisaladelsur manden una jaula para meter al y que cura padre palmar.

37.) @quirozlyo @Lisaladelsur Totalmente de acuerdo contigo, como me averguenzo de esos venezolanos enfermos ...

38.) @apmarquez @Lisaladelsur no hay citas con psiquiatras hasta el 2012, todos colapsados y full...libre solo Chirinos.

39.) @cla_cantarino @Lisaladelsur solo puedo decirte que hoy debemos agradecer a Lucifer por su "noble" acción

40.) @embermendoza @Lisaladelsur Totalmente de acuerdo,

41.) @leocdtp @Lisaladelsur Yo te soy franco no me alegro pero tampoco me entristece.

42.) @lcontreras46 @Lisaladelsur Hasta ahora La Bicha no ha manifestado alegría como lo hicieron los chavista por la torres gemelas


43.) @raulsalya @Lisaladelsur y tu a donde iras a un botiquin?donde salio lina ron!el egendro del chavismo!vaya a que le den!


44.) @calbahaca @Lisaladelsur así es! El que se alegra esta igual de mal...

martes, 1 de marzo de 2011

Pretensiones de un periodista

Sentí ganas de llorar, para soltar esa tristeza dura que resfría el ánimo y le da un estornudo a la voluntad. Estaba frente al computador sin saber qué escribir, tan sólo esperando que alguna musa divina me poseyera y arrojara sobre las teclas toda la pasión que los sesudos escritores suelen desbordar en esos párrafos magistrales que tanto me esmero es subrayar. Pasé horas allí, soltando oraciones inconexas, sin sentido, tratando de imitar las frases que la noche anterior había leído. Volví al libro, recurría a las páginas con sus puntas dobladas, releí con sumo cuidado cada frase, cada palabra, haciendo un rápido ejercicio de desfragmentación, descuartizándolo todo, con el único propósito de saber cómo hacían estos héroes de pluma y tinta para escribir tan bien.
En las noches me atormentaba con eso; armaba frases geniales que al día siguiente olvidaba y me sumergían de nuevo en la abulia propia de la gente que no tiene nunca nada que decir ni escribir. Con la frente pegada a la almohada, surcaban en mi mente escenas magistralmente descritas sobre la puesta del sol entrando por la ventana y reflejándose en las cortinas. Metáforas perfectas que no salieron de los dedos de mi mente ni de las manos de mi imaginación. Demonios, cuándo escribiré así. Al día siguiente volvía la misma rutina. Leía cuanto libro caía en mis manos, releyendo los tan sonados clásicos: Nabókov, Twain, Chéjov, Flauvert, Fitzgerald, buscando claves, identificando recursos literarios: quizás era una aliteración, ajá, esta es una ironía, a lo mejor esto es una personificación. No sé, será mejor intentar de nuevo con la lectura. No hay nada más duro que ver pasar las horas con la vista puesta en una hoja blanca, tan vacía, tan sin cuerpo, sin venas ni sangre, tratando de conseguir la obra magistral que te llevará a la inmortalidad y te hará recobrar la calma necesario para dormir por las noches.
Una semana, dos, tres sintiendo el desazón de un cuerpo sin alma.

jueves, 17 de febrero de 2011

No me conformo con poco

Nunca me he sentido conforme con nada. Al principio pensé que era un grave defecto que me carcomería la conciencia hasta el resto de mis días. Luego de un largo proceso de reflexión, deduje que esa informidad me llevaría a ser grande, al menos, en propósitos y en ganas.

Si consigo un trabajo que todo el mundo alaba entro en pánico. Si me siento un día feliz con todo lo que me rodea, pues me preocupo. Hasta este punto podría decirse que padezco de un mal. Puede ser, pero he aquí una explicación: cuando sientas que has logrado todo en la vida, empieza a preocuparte porque, de seguro, estás muerto y no te has dado cuenta. Llegar a un estado de plenitud máxima, en donde nada es capaz de despertar un ápice de emoción, expectativa, miedo, tristeza o ganas, debe ser una prueba inequívoca de que tu alma se fue al otro lado y no tuvo la gentileza de avisarte. La inconformidad es energía, es motivación, es movimiento y el movimiento es vida. Punto.

No hablo de inconformidad monetaria, hablo de inconformidad espiritual, de sentir que aun te quedan cosas por hacer, por ver, por soñar, por tocar, por sentir. Quizás visitar un parque y caminar desclasa, sentarse en el piso y contarte los lunares, quizás ir al Ávila y ejercer el divino don de la contemplación, escribir un libro, leerte uno, quizás, quizás, quizás. Muchos sueños, cientos de emociones. Quizás por eso no me conformo, porque mi mente no para y se imagina mil formas de hacer las cosas, de disfrutar esos setenta y tantos años de vida que las estadísticas aseguran que vivirás sobre este pedazo de tierra.

¿Qué si es duro pensar así? Si lo es, sin duda. No es fácil flagelarse siempre con la loca pretensión que todo aquello que no me gusta puede transformarse si tan solo me esfuerzo. No es fácil irse quejando de todo aquello que no está bien: de la gente que se come la luz del semáforo, de los trabajos mediocres, de los sueldos empobrecedores, de las charlas aburridoras, de los jefes megalómanos e inmamables, de la crisis económica, de los muertes, del implacable paso del tiempo, del metabolismo lento, de los altos precios de los libros, de los políticos ineptos que abundan en mi país, de aquellos que se callan cuando deben gritar, y de aquellos que gritan cuando deben hablar.

Sin embargo sigo luchando para no dejarme arrastrar por la bocanada de polvo que siempre intentará soterrarte las ganas de ser mejor, con esa fuerza que se empeña en mantenerte siempre pegada del mismo punto, asida a la costumbre, a las cosas medios hechas, “porque este fue el mundo que te tocó vivir”. Seguiré siendo libre en la medida que mi mente y me cuerpo se propongan en desplazarse más allá de los kilómetros, en la medida que mis manos se preocupen por tocar cosas distintas, que mi lengua se antoje de probar nuevos sabores, que mis ojos se esfuercen por descubrir nuevos colores.