martes, 17 de agosto de 2010

Rendición de cuentas


Seis meses, aproximadamente, estuve lejos de aquí. La vida gira muy rápido, sobre todo cuando no se tiene un norte bien definido. Llegué a la Isla con más miedo que ganas, y desde que me bajé del Ferry no he parado. No es escusa para no haber escrito desde hace tanto tiempo, pero la verdad que escribir por escribir cualquier cosa no es lo mío. Necesitaba tiempo, ganas, inspiración, energía. Ahora las tengo todas.
En estos seis meses he hecho de todo, desde hacer las veces de una esposa moderna, hasta acostumbrarme al ritmo acompasado con el que se vive en una zona insular.
Entre las cosas que me han dejado mayores experiencias y comentarios de sobremesa fue mi aterrizaje a un diario regional. Allí llegué con la intensión de probar mi talento, arriesgarme, hacer otra cosa distinta y, de plano, complicada. Lo hice y me gustó. Pero como todo en la vida suele ser medio borrascoso, mi estadía allí también me despertó una inmensa ira hacia el trato que reciben los periodistas que trabajan en un medio impreso.
Nunca será igual que los demás te digan que trabajar en un periódico es difícil hasta que por suerte te toca pisar uno. Lo digo: trabajar en un periódico es lo más fuerte que me ha tocado hacer en la vida (ojo, mi desarrollo profesional no ha sido lo más fácil del mundo). La exigencia es abismal, el ritmo de trabajo es enloquecedor y el salario empobrece los activos. Es una desazón moral que te corroe cada vez que cobras una quincena. Yo sabía que ser periodista no me haría rica, pero coño, tampoco así.
Pues bien, se esa experiencia aprendí dos cosas: 1. ya puedo trabajar en lo que quiera, pues soportar cinco meses en una sala de redacción donde sólo habían 3 periodistas más me hace una dura en lo que hago; 2. no pienso aceptar un trabajo en donde insulten mi título y mi trabajo con un sueldo miserable. No me da la gana. Merezco ganar bien porque hago mi trabajo bien. Merezco poder comprarme, aunque sea, un buen libro después de un arduo mes de trabajo. Y resuelvo: si todos los periodistas exigiéramos lo que nos corresponde, no hubiese colegas ejerciendo cinco cargos a la vez por tan sólo 1500 bolívares.