domingo, 28 de junio de 2015

Aunque suene cliché, el amor transforma

Un beso, sana. Un abrazo, alegra el alma. Un te amo es la palabra más linda que se pueda pronunciar. Todo eso junto, sin duda, es la felicidad.
Imagínate entonces, si un ser humano recibe ese combo todos los días; tendremos así a la persona más feliz y plena del mundo.
A veces los padres nos esforzamos por darle a nuestros hijos los mejores juguetes, las mejores ropas, pensando que eso es la felicidad, sin darnos cuenta que ellos solo necesitan amor. El mundo necesita más amor, las familias requieren más amor, más abrazos y besos.
Estoy convencida que un niño criado con amor, que recibe un beso de buenas noches todos los días, que es tratado con respeto, será un ser humano maravilloso. Yo dificulto que un niño que escucha de sus padres la palabra te amo todos los días, que no escucha gritos y groserías, en el futuro, pueda ser un delincuente.
Y no hay que ser un estudioso del tema, basta salir y ver y cómo es la dinámica de las familias, ver cuántas niñas están criando niñas. Mujeres llenas de resentimiento, que ven su juventud truncada y desahogan su molestia con los hijos. Niños que se crían solos, porque sus padres trabajan todo el día y no saben cómo administrarse par darles tiempo de calidad. Niños que jamás han escuchado un te amo, que nunca han escuchado una canción de cuna cantada por su mamá.
Mis hijos han recibido amor desde la barriga, todos los días les canto canciones de cuna, los beso cada vez que quiero y les repito cuánto los amo y, aunque tienen pocos juguetes y ropa costosa, tienen unos padres amorosos.
Por mi parte, desde el amor, estoy formando niños felices, que serán excelentes personas y buenos ciudadanos.
Amemos más y discutamos menos, ese es el mejor aporte que podemos darle al mundo.

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