Desde hace unos cuantos años, Venezuela parece ir montada en jet, viaja a mil revoluciones por segundo y no se detiene. Todos los días, el ciudadano se encuentra con una nueva información, con algún cuento, con una novedad. Hasta el más despistado o apático, ve de soslayo el titular de la prensa. El chiste: “De Venezuela se puede decir todo, menos que es un país aburrido”, nos describe perfectamente. Somos un país demasiado acontecido. En definitiva, tenemos miles de cosas que contar y son opacadas por tanta diatriba política. Somos un país que se levanta temprano, que cuela su café y sale a trabajar. Si se logra ver por la rendija, verás a una madre corriendo para llevar a sus hijos al colegio; un taxista limpiando el interior del vehículo para recibir a su primer pasajero; el estudiante sonriendo con sus amigos en el camino hacia la escuela; un comerciante subiendo la santamaría, y una abuela leyendo periódico desde su mecedora. Sin duda, somos un país digno de contar, que necesita gente que la comente bonito, desde el alma.
(continuará)
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