Esto que leen es la tarea de mi clase de Literatura, el cual intenta ser un cuento de 25 líneas narrado en primera persona. El título debía ser Nupcias.Se valen los comentarios :)
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Nupcias
En la tarde del 28 de septiembre, el calor espeso del mediodía
hervía la ciudad y la sumía en un sopor inaguantable. No había nubes, no había
brisa, solo un cielo amplio, azul, que irradiaba su esplendor sobre nuestras
pequeñas cabezas.
Los transeúntes caminaban obnubilados, mientras se
abanicaban y secaban el sudor que corría, sin freno, hasta el suelo. Por la
calle, los carros permanecían detenidos, agolpados. Algunos bajaban la
ventanilla y asomaban la cabeza tratando de ver qué los detenía.
Yo permanecía estática. Repetía en mi cabeza el viejo mantra “OM MANI PADME HUM” que había aprendido en mis
esporádicas clases de Yoga y que servía para equilibrar mis emociones. La radio
emitía sonidos de una salsa vieja que alguna vez escuché en un autobús. Silencio.
Subí la ventanilla.
Afuera, la calle era un hervidero. Las
cornetas pitaban una y otra vez. Un carro intentaba pasar primero. Pitaba,
zigzagueaba, pero no se movía. No había espacio.Y yo allí, detenida, aturdida.
Bajé el vidrio, respiré profundo, agucé la vista y mis ojos se convirtieron en
una delgada línea que trataba de enfocar mejor, como si en lugar de ojos,
tuviese binoculares.
- -- ¿Alguien sabe qué carajo pasa que esto no
se mueve?, grité histérica a la nada.
El de al lado, sin mirarme, hizo un gesto y me respondió:
-
--Una boda, ahora
agarraron la costumbre de hacer de su matricidio una obra pública.
- -- ¿Una boda? ¿Aquí y a esta hora?
Respiré y encendí la radio. Me imaginé que era yo la que sudada y
trataba de mantener el maquillaje, sonriendo a la fuerza. Me visualicé dentro
de aquel carro antiguo, ataviada con un largo traje, que pesa, que pica y
sofoca. “Su cara de recién casada parece más una mueca”, pensé. Me reí.
-¡Ja! Esa pobre cristiana, casada y sudando, le dije al de la
izquierda, quien ahora también se reía conmigo.